miércoles, 4 de mayo de 2011

Felicidad, ¿Un objetivo alcanzable o una Utopía?



La felicidad y su relación directa con la moral han sido tema de discusión desde los inicios de la humanidad como civilización, en el 3000 A.C, y Alejandra Carrasco, Periodista y Doctora en Filosofía española, escribió un ensayo muy interesante sobre la moral, titulado “En busca de la moral perdida”. Este ensayo fue premiado el 2001 con el premio de la academia John Baines y es en base a este mismo enfrentado a la realidad histórico-cultural que se tratará de contestar a la interrogante que titula este ensayo.

Carrasco comienza exponiendo la pobreza moral actual de la sociedad occidental la que está basada en tradiciones específicas del mundo oriental. Explica que aquellas explican, o más bien tratan de darnos una receta para vivir, el cómo ser felices, y a partir de ese punto cuestionarse la definición de felicidad y para definirla explica tres posibles causas: el placer, la alegría y la serenidad. Después de concluir que el placer es pasajero, que la alegría es un estado que no garantiza la felicidad, pero que la serenidad sí, al ser algo más que un sentimiento, puede significar estar feliz.

También Carrasco menciona la Razón y el Corazón. El corazón nos muestra nuestras necesidades para encontrar la felicidad, pero la razón nos demuestra que la libertad es limitada, y el esfuerzo que tenemos que hacer para conseguir nuestro supuesto fin último de felicidad, es mucho mayor.

Pero lo que Carrasco no explica a lo sumo en el documento es el qué es estar feliz, y ahí se abre una baraja infinita de visiones en torno a lo cual implica estar feliz. Ser feliz tiene fuertes influencias en el entorno. Por ejemplo, morir en el campo de batalla no tiene el mismo valor de felicidad, para un samurái japonés de la Era Tokugawa o para un Berserker nórdico que para un legionario mercenario romano, o para un Marine Estadounidense, los primeros ansiaban la felicidad muriendo en el campo de batalla, mientras los últimos ansiaban su felicidad en el retornar vivos de la batalla. Mientras tanto en la sociedad actual occidental, dista bastante de ambos preceptos de felicidad, la sociedad actual occidental basa su pseudo concepto de felicidad, en cosas y logros materiales más que valóricos.

Luego Carrasco explica las otras causas de la felicidad: la libertad, la razón y el corazón. En el punto de la libertad explica que nuestra libertad en la sociedad occidental nunca ha sido plena para nuestras acciones. Es la misma moral colectiva la que la ha limitado, y también la moral política la que más la ha restringido. Revisando la historia podemos ver que hasta 1790 no se hablaba de libertad, el absolutismo que reinaba sobre las libertades colectivas e intelectuales donde los nobles sólo tenían derechos, y hasta ellos mismos estaban limitados por su propia moral. El absolutismo persiste hasta hoy, de alguna u otra manera, basta con ver el manejo periodístico a nivel mundial que se le ha dado a la Boda Real, con protocolos anacrónicos que en estos tiempos rayan en lo absurdo. Después de 1790 no se consiguió la libertad como tal, se cambiaron a los nobles por la clase política gobernante que es la misma aristocracia fundida con los llamados, “nuevos ricos”, los burgueses, autores intelectuales de aquella revolución libertaria en Francia, el pueblo, siguió gobernado por esa “libertad” que se extrapoló con el pasar de los años a los ideales actuales de ser políticamente de derecha, esa libertad bajo control, llegando a su punto cúlmine a fines del siglo XIX con el capitalismo británico y luego en su faceta más nociva, con el fascismo. Pero hubo los que se rebelaron, y ahí nació la izquierda, en busca de la justicia social. Lenin, impuso un socialismo ideal en la vetusta dinastía Romanov Rusa, pero lamentablemente la justicia social tampoco nos da la libertad, dado que son pocos los como Lenin que entienden que de no ser controlada la justicia Social se llegan a dictaduras. Y por lo mismo, Stalin se adueñó malamente del proyecto de Lenin y la mayoría de los países de izquierda terminaron en dictaduras donde la libertad como tal no es opción. Por ende ninguno de los dos grandes sistemas actuales nos dan la libertad esta que habla Carrasco para encontrar la felicidad.

En Chile hoy, persiste el modelo absolutista, esa mal entendida libertad y la felicidad es complicada y más bien vista como un fin material, dado todo esto, ¿Se alcanza la felicidad? ¿Se puede llegar a este estado?

Si la felicidad es vista como el conseguir un conjunto de bienes materiales, es una utopía. El ser humano a través de su historia se define como un ser ambicioso, en lo político, en lo territorial y/o en lo idealista, por ende cada vez que consigue un objetivo, necesita tener nuevas necesidades, nuevos horizontes, es algo que yo definiría, el impulso vital congénito de todos los seres humanos. Si la felicidad es vista como un fin valórico como otrora lo vieran Samuráis y Bersérkers es posible desde ese punto de vista pero de ser así la felicidad dejaría de ser un estado permanente y continuo de serenidad, sería sólo un momento, el instante en que decimos, gracias, totales. 

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